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"El club de las malas madres" Lucía Etxebarría
de Grupo Coordinación Proyecto Humanización Perinatal - lunes, 23 de febrero de 2009, 07:50

Una declaración muy esclarecedora.

  "El club de las Malas Madres"  Lucía Etxebarría *

Yo no soy una buena madre. Y probablemente usted, que me lee, tampoco. Si usted ha decidido quedarse en casa y consagrase al  cuidado de sus hijos es usted una madre híper protectora, amén de un  parásito, un ser que vive a expensas de otro y a espaldas de las  verdaderas preocupaciones y dificultades de la vida.

Si usted  trabaja fuera de casa entonces desatiende usted a sus hijos, y nadie  valorará el hecho de que tenga usted que hacer verdaderos malabarismos para conciliar la vida familiar y la laboral.

 Lo peor de todo es que unas madres y otras van acusándose mutuamente: la que  se queda en casa arremete contra la que trabaja, y viceversa, como  si no fuera suficiente con recibir los ataques de los pediatras, los  psicólogos, los especialistas en sueño, los periodistas, las madres,  las suegras y las cuñadas.

Nosotras, las madres de hoy, aseguran ciertos psicoanalistas, somos  la fuente de todos los problemas de nuestros hijos, porque tenemos demasiada fuerza y le hemos robado la autoridad a los padres. Si su  hijo es hiperactivo, si tiene rabietas, si insulta a otros niños en  el colegio, la culpa será siempre de usted, porque o bien le  consiente demasiado o bien no le atiende lo suficiente.

¿Y dónde  están esos padres a los que les hemos robado la autoridad? ¿Cuánto  han luchado para defenderla? Nadie culpará al padre, nadie  cuestionará nunca que el padre trabaje fuera de casa o viaje. Pero  ¡ay de usted si lo hace! No solo tendrá que enfrentarse al goteo  constante de comentarios más o menos directos o indirectos por parte  de su madre, de su suegra, de las madres de los compañeros de cole  de su retoño, sino, sobre todo, tendrá usted que lidiar con su  propio sentimiento de culpa, que no la dejará vivir.

Yo no soy una buena madre. Trabajo fuera de casa y además viajo.  Dejo a mi hija con canguros. Tengo novios y vida social. No le he  proporcionado a mi hija ese entorno familiar estable que entronizan  los manuales de pediatría y las revistas de papel couché. No soy una  buena madre pero pago las facturas de mi hija (el colegio, la  comida, los canguros, la ropa, los juguetes, el pediatra y, muy a mi  pesar, las Barbies), apenas duermo para poder llevarla al colegio  todos los días, dedico la mayor parte de mi tiempo libre a su cuidado y todo mi espacio mental a pensar en ella.          No soy una buena  madre, como no lo somos ninguna. Es lo más parecido a lo que  vivíamos en la primera adolescencia. La que intimaba con los chicos  era una puta, la que se resistía era una estrecha: no había término medio. El caso es que nunca llueve a gusto de todos y una mujer  nunca hace las cosas bien.  

A la madre nunca se le valora lo que hace y para colmo no tiene  derecho a quejarse, so pena que se le diga que... es una mala madre.  Nuestra sociedad es perfeccionista y quiere individuos perfectos. Superhombres que se afeiten con acabado impecable, que conduzcan  coches que apenas hagan ruido, que vayan al gimnasio tres veces por  semana.  Supermadres de brillante sonrisa y silueta juncal,  triunfadoras en todos los ámbitos, adoradas por sus maridos y respetadas por sus jefes, y criadoras de niños sanos y  emocionalmente estables. Nuestra sociedad ha convertido el goce en  un modelo, y el goce inmediato en el valor supremo. Y un niño no es  goce ni inmediatez. Un hijo implica renuncia y perspectiva.  Y sobre  todo, implica aceptar que la perfección no existe.  

Usted, que me lee ¿está con los nervios de punta porque no le da  tiempo a hacer todo lo que debería?, ¿tiene diez kilos de más?, ¿no  tiene tiempo para ir al gimnasio y, si lo tuviera, lo emplearía en  dormir?, ¿desearía que a veces fuera él el que se ocupara de la  compra, de la colada, de los biberones y de la visita al pediatra?,  ¿a veces se enfada, a veces está harta, a veces llora y a veces,  mucha veces, no está en condiciones de dar lo mejor de sí misma?  

Estupendo. Bienvenida al Club de las Malas Madres. Recuerde: no  somos las mejores pero somos la mayoría.

 

* Lucía Etxebarría es escritora y periodista. Ganadora del Premio Planeta en el año 2004 por su novela Un milagro en equilibrio. Escrito en forma de diario que escribe una madre joven con la esperanza de que su hija recién nacida lo lea como una carta cuando sea mayor y, así, pueda conocerla mejor. La misma Etxebarría fue madre un año antes y a su vez dedicó el premio a su progenitora. La autora citó a la canadiense Margaret Atwood para describir el cambio de percepción que se tiene sobre la maternidad una vez se ha tenido esa experiencia.








 










 
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