«En el primer parto me lo perdí todo; no quería que me pasase de nuevo». Delia Carballo acaba de ser madre por segunda vez. El pasado lunes dio a luz a un niño en el Hospital Costa del Sol de Marbella. Después de haber pasado por un parto convencional Delia tenía muy claro que no quería repetir su primera experiencia. «Una no se da cuenta en el momento, y menos siendo primeriza, pero luego recordaba mi primer parto con tristeza», explica. «Estaba coartada y todo fue muy frío y desagradable», continúa contando mientras amamanta a su bebé.

En su primer parto, Delia pasó por todos los pasos protocolarios del Hospital Materno: rasurado, edema, ocitocina para ayudar a la dilatación, episiotomía (un corte en la zona perianal), epidural y un expulsivo totalmente tumbada en una camilla. Por supuesto, no pudo moverse durante todo el parto. Tiempo después, Delia conoció la asociación El Parto es Nuestro, un portal donde matronas, mujeres y madres como ella intercambian información sobre las posibilidades a la hora de dar a luz.

Delia eligió dar a luz el Hospital Costa del Sol de Marbella porque su Área de Obstetricia acaba de inaugurar esta semana una ampliación que permite a las parturientas elegir el método de alumbramiento. Se trata del segundo hospital andaluz, junto al de la localidad almeriense de Huércal-Overa, que posibilita a las futuras madres el parto vertical o en cuclillas y que posee bañeras para ayudar a la dilatación.

Un plan para cada mujer

Si ningún parto es igual que otro, en el caso de Delia su segundo alumbramiento nada tuvo que ver con el primero. «No hubo episiotomía ni epidural ni oxitocina. Pude moverme cuanto quise y di a luz sentada en la camilla, sin tener que poner las piernas en los estribos, con lo que podía empujar mucho mejor; además me dieron todo el tiempo del mundo para empujar cuando mi cuerpo quisiese, no cuando lo dijese la matrona», explica. Asegura que el ambiente y los profesionales fueron mucho más cálidos. Pero lo mejor fue el trato con el bebé. Tras el alumbramiento no lo perdió de vista ni un segundo y pudo amamantarlo enseguida. «Al primero me lo quitaron a los pocos minutos y tardé seis horas en verle de nuevo sin que nadie me explicase nada», cuenta.

Estela Plasencia también descubrió el parto más humanizado la segunda ocasión que dió a luz. «La mayoría de las parejas que nos informamos es porque hemos vivido una mala experiencia con nuestro primer hijo», señala. Las dos hijas de Estela nacieron en el Hospital Materno Infantil, pero en el segundo parto los padres tenían mucho más claro lo que querían.

«Cuando rompí aguas le dijimos al matrón lo que deseábamos», señala. «Lo más importante es que las mujeres tengamos información y que podamos elegir qué tipo de parto queremos; yo no quería dar a luz en el monte, como me dice mucha gente, sino poder dar a luz en un hospital sin que me hagan intervenciones que son innecesarias en un parto de bajo riesgo», señala Estela, quien insiste en que las mujeres que dan a luz no son enfermas, salvo que haya complicaciones, y el médico simplemente debería permanecer expectante, salvo que su intervención fuera realmente necesaria. Estela destaca el papel fundamental de las matronas a la hora de informar a las futuras madres en las clases de preparación al parto.

Respetar los tiempos

Marta Ariza todavía no ha vivido la experiencia pero, en su cuarto mes de embarazo, esta primeriza y su marido se sirven de la experiencia de otras madres que participan cada mes en las reuniones de la asociación El Parto es Nuestro en el Centro de Servicios Sociales de Puerto de la Torre. «No quiero un parto de primeros del siglo pasado ni me opongo a unos avances médicos que salvan vidas, pero pido que se respeten los tiempos y que no me impongan un horario para dar a luz sólo porque haya que vaciar los paritorios lo antes posible», afirma Marta.

Fleur Touzelet optó por la intimidad de su casa para traer al mundo a su primera niña. Para ello, se puso en contacto con Andrés Serrano, matrón del materno y diplomado en Ginecología y Ostetricia y el único en Málaga que asiste partos a domicilio. Andrés lleva a la casa de la parturienta todo el instrumental necesario y un equipo de reanimación para la madre y el bebé por si hiciera falta. Por supuesto, un parto de este tipo tiene que venir sin ningún problema y ser de bajo riesgo. Serrano destaca el aumento de la demanda de estos alumbramientos en los últimos años, aunque en España no superan el 1% frente al 35% de Holanda o el 10% en Inglaterra. En estos dos países, los partos en casa los cubre la Seguridad Social, pero en España un parto a domicilio puede pasar factura al bolsillo de los futuros padres. El precio está entre 1.200 y 1.500 euros.

Partos más naturales, humanizados o menos medicalizados. Las cifras han dado la voz de alarma. España se sitúa a la cabeza de Europa en el número de cesáreas, un 40% en la sanidad privada y un 23% en la sanidad pública. Un porcentaje muy por encima de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que considera que las cesáreas no deberían superar el 15%.

En Málaga, uno de cada cuatro niños, el 25%, nace por cesárea. Juan Larracoechea, jefe del servicio de Pediatría del Hospital Materno Infantil asegura que lo ideal sería un 20%, pero justifica las altas cifras en que el Hospital atiende los casos más difíciles.

Por su parte, Sanidad acaba de presentar un plan de estrategias para la mejora del parto natural que pasan por la reducción de las cirugías innecesarias, la reducción de la medicación y su sustitución por otras técnicas contra el dolor como masajes o partos en el agua y no inducir los partos a menos que sea necesario. Parece que las madres, los profesionales y el Gobierno empiezan a ponerse de acuerdo.